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6. PRINCIPIO DE COHERENCIA O DE LA AUTOAPLICACIÓN PREVIA

No podrás hacer o dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni de darte a ti mismo

Hay personas que tienen por vocación “salvar a los demás” pero en este empeño olvidan que su principal responsabilidad es “salvarse a sí mismas”. Has sido educadas con el lema “primero los demás y, si queda tiempo, yo”. Sabemos que quien intenta dar lo que no tiene, acaba sintiéndose frustrado y explotado, pudiendo llegar a acumular mucho resentimiento.

Lo cierto es que uno no podrá dar amor, si no se ama; cuidado, si no se cuida; calma, si no se calma; comunicación, si no comunica consigo mismo. No podrá ser generoso con otro, si no es capaz de serlo consigo miso; no podrá dar tiempo de calidad, sino se da a sí miso calidad de tiempo… no podrá colaborar en la felicidad de nadie, si no se responsabiliza de construir su propia felicidad.

No podrás hacer ni dar a tu hijo aquello que no eres capaz de hacer ni de darte a ti mismo. Es el principio esencial de la educación. Es la base del éxito en nuestras relaciones personales y profesionales. Es la principal herramienta de influencia. La coherencia atrae, genera confianza, viste de autoridad moral a la persona que la practica. La persona coherente no pide al otro nada que no practique ella misma, habla con sus acciones más que con sus palabras. Éste es un principio poderoso.

La dirección adecuada

Organiza tu vida como una obra literaria, dándole la mayor unidad posible”. Fernando Pessoa

Decía Gandhi: “Si no puedes dar lecciones, siempre puedes dar ejemplos”. Empieza por ti mismo. Nadie puede dar a los demás más de lo que tiene o más de lo que es. Ésta es la ética de la responsabilidad recíproca de la que hablaba Gandhi. Los niños de todas las edades hacen muy poco caso a los consejos y abren bien los ojos a los modelos de influencia. La vida de los padres, expresada en forma de acciones concretas, es su libro-modelo humano.

El proceso de educación deberá basarse en la reflexión, en la selección de unos valores que promuevan la adaptación inteligente y, sobre todo, en nuestro ejemplo de coherencia. Si queremos educar en la generosidad no sirve de nada decirles a nuestros hijos: “Sed generosos”, a no ser que vean que nosotros lo somos en nuestra vida cotidiana. El principio de la coherencia va a determinar el nivel de influencia que vamos a ejercer sobre ellos.

Efectos de la incoherencia

Si deseamos cambiar algo en un niño, primero deberíamos examinarlo y valorar si no es algo que, a lo mejor, deberíamos cambiar en nosotros mismos”. Jung

Kafka, en su libro Cartas al padre, nos explica su propia experiencia al respecto: “Tú, que tan prodigiosa autoridad tenías a mis ojos, no respetabas las órdenes que tú mismo dictabas. De aquí resultó que el mundo se dividió en tres partes: una, aquella en la que yo vivía como esclavo, sometido a leyes que sólo habían sido inventadas para mí y que, por añadidura, nunca podía cumplir satisfactoriamente, sin saber por qué; otra, que me era infinitamente lejana y en la cual vivías tú, ocupado en gobernar, en dar órdenes y en irritarte porque no se cumplían; la tercera, en la que los demás vivían dichosos, exentos de órdenes y de obediencia.”

La falta de coherencia combinada con un estilo dictatorial o autoritario puede generar en los hijos mucho resentimiento. La pérdida de autoridad moral por parte de los padres es total.

Autoridad moral

Viva su vida de modo que sus hijos le puedan decir a sus hijos que usted no solamente significó algo maravilloso, sino que lo demostró también.” Dan Zadra

Se explica la anécdota de que una madre llevó a su hijo de seis años a cas de Mahatma Gandhi y le suplicó:

– Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar.
– Es diabético y arriesga su vida haciéndolo.
– A mí ya no me hace caso y sufro por él.

Gandhi reflexionó y dijo:

– Lo siento señora.
– Ahora no puedo hacerlo.
– Traiga a su hijo dentro de quince días.

Sorprendida, la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido. Quince días después, volvió con su hijo. Gandhi miró al muchacho a los ojos creando una gran conexión y le dijo:

– Chico, deja de comer azúcar.

Agradecida, pero extrañada, la madre preguntó:

– ¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después? Podía haberle dicho lo mismo la primera vez que vino.

Gandhi respondió:

– Hace quince días, yo comía azúcar.

La vida es el arte del encuentro con el otro, pero este encuentro no será posible si vivimos desconectados de nosotros mismos, alejados de nuestras necesidades y deseos; desamparados y ajenos a nuestros sueños e ilusiones. Si deseamos dar espacio, es preciso que aprendamos a darnos más espacio; si deseamos dar respeto, amor, generosidad, escucha, ternura, sensibilidad… es preciso que nos lo demos también a nosotros mismos.

Se dice que el mundo acabará por un exceso de amor propio, pero no debemos confundir ser egoístas, y vivir centrados en las propias necesidades y anhelos, con la necesaria generosidad hacia nosotros mismos. Esta generosidad nos permite conectar pensamiento, emoción y acción y nos da la coherencia necesaria para poder ser solidarios y generosos con los demás.

Desde la ecología emocional proponemos este decálogo de acciones a aplicar en nosotros mismos para ser capaces de hacer lo mismo por los demás:

  1. Apostarás por la vida. La elección será crear. Permitirás que crezcan en ti los sueños, las ilusiones, las ganas de aprender, la creatividad…
  2. Te respetarás como persona, tanto por lo que eres como por lo que puedes llegar a ser. Te darás refuerzos positivos, te perdonarás y te amarás porque eres una persona libre y digna.
  3. Te valorarás. Eres un todo en evolución constante. No te reducirás a una característica o a una conducta. Valorarás tus aptitudes, cualidades, y potencialidades y trabajarás en tus puntos de mejora.
  4. Utilizarás la palabra y la acción de forma honesta. Cuidarás la coherencia entre el pensar, el sentir, el decir y el hacer.
  5. Actuarás guiado por tu ética personal sin dejarte llevar por tus impulsos vengativos o malvados.
  6. Mantendrás tu clima emocional interior libre de contaminación. Para ello gestionarás tus basuras mentales y emocionales cada día evitando que se acumulen y te dañen.
  7. Respetarás tus espacios interiores y exteriores. Te darás las oportunidades y el tiempo necesario para crecer y gozar de la vida, para decidir, explorar, arriesgarte, equivocarte y aprender de tus errores.
  8. Cuidarás el crecimiento de lo que has ayudado a nacer en ti cuidando tu cuerpo, alimentando tu mente y prestando atención a tus sentidos, a tus sentimientos y a tu espíritu.
  9. Atenderás y revisarás a menudo tus creencias, tus valores y cómo los aplicas en tu vida. No aceptarás crecer o vivir algo que no compartes o que es incoherente con lo que tú eres en esencia.
  10. Serás honesto contigo mismo, buscarás tu verdad y dejarás espacio para incluir en tu vida la verdad de los demás.

«De la familia obligada a la familia escogida.» Jaume Soler y M. Mercè Conangla