¿SOMOS COME-COCOS?
De la sugestión al método
Quiero compartir aquí un extracto del texto que Antón del Olmo preparó con motivo de su ponencia en las VII Jornadas del GPAB.
«Los psicoanalistas nos movemos en un mundo, el mental, que si bien no lo conceptualizamos de un modo determinista tampoco lo entendemos regido por el puro azar. Intentamos comprender la coexistencia, en ese mundo mental, de los arbitrios superyoicos con el empuje ciego e insistente de lo pulsional; a la vez que tratamos de apreciar los esfuerzos de esa estructura que llamamos Yo intentando encontrar sentido a todo ello en un contexto de relaciones con los otros, con la realidad e inmersos en el fluir del tiempo, concepto éste del que el psicoanálisis también tiene una visión singular y fecunda (la retroactividad, por ejemplo). Pero para complicarlo todo aún más nos encontramos que este Yo, muchas veces, es lo que pugna por evitar el surgimiento del sentido.
Para nosotros el sufrimiento psíquico es expresión, muchas veces, de la exigencia de trabajo a la que se ve sometida la mente en su funcionamiento. Esta exigencia de trabajo mental puede ser vivida como inaceptable (conflicto) y como una amenaza para el mantenimiento de la coherencia de su estructura (angustia). En ambos casos se ponen en marcha los dinamismos internos de la misma. Desestructuraciones, re-estructuraciones, vacíos psíquicos, y toda una serie de creativas y muchas veces destructivas maneras de enfrentarse a estas amenazas y traumas con las que tiene que vérselas nuestro psiquismo constituyen la clínica psicoanalítica.
Casi nada. Por esto y más cosas, para Freud, la de psicoanalista era una de las profesiones imposibles…
…escuchen este sucedido: Estaba San Pedro muy preocupado porque su jefe, o sea Dios, se encontraba muy deprimido al ver lo mal que andaban las cosas por nuestro mundo. Se le ocurrió a San Pedro llamar al profesor Freud que por ese entonces ya se encontraba en el Más Allá y le pidió que le echara un vistazo a su jefe, a ver qué se podía hacer. El profesor accedió y se introdujo con su paciente en una sala habilitada para la tarea. Pasaron años, siglos… y ¡no salían! San Pedro, sin poder ya contenerse, tocó con los nudillos en la puerta. Freud asomó la cabeza:
- ¿Qué pasa?
- ¿Cómo va la cosa, profesor?
- Ah! lo de la depresión ya está curado, pero lo de la omnipotencia…
Hay cosas que no se puede pedir ni al psicoanálisis ni a la psicoterapia ni debemos hacer creer que serían posibles…
… los psicoterapeutas psicoanalíticos nos somos unos come-cocos a los que no les queda más recurso que la sugestión para obtener resultados… los que siguen creyendo que dar unas pautas es suficiente para «curar», digamos la sintomatología neurótica son aquellos que siguen creyendo que la Neurosis no es nada, que son «comeduras de coco» de gente que no tiene mejor que hacer. «Ud. no tiene nada; son todo nervios. No piense tanto, distráigase y verá cómo todo va mucho mejor.» Pero esto ni es la base ni el objetivo de nuestra labor.»