JUANA, PSICOANÁLISIS Y MUJERES
«Programa 5678 de Acercamiento a la Danza»
En breve tendremos la oportunidad de disfrutar de la obra “Juana”, inspiración que nos ofrece Chevi Muraday para adentrarnos un poco más en el mundo femenino.
“Juana, un montaje a caballo entre la danza, la performance y el teatro de texto en el que se indaga, a través de las figuras históricas de varias mujeres (la Papisa Juana, Juana de Arco, Juana la Loca, Sor Juana Inés de la Cruz y Juana Doña), unidas por un mismo nombre, el de ‘Juana’, sobre la existencia o no de un destino femenino en la Tierra”. Recuperado de https://www.diariocritico.com/teatro/juana-nombre-de-mujer-critica.
En este encuentro entre la obra de arte y el psicoanálisis, intentaremos entender algo más acerca del hecho de ser mujer. ¿Qué significa ser mujer? El psicoanálisis también habla sobre lo femenino. Según el discurso en el que nos situemos la respuesta puede cambiar, pero lo que no cambia es que la esencia de la feminidad se nos escapa siempre. Freud se hizo esta misma pregunta, a lo que respondió algo así como, la mujer es un enigma, y lo es para ambos sexos.
La primera idea que se me hace presente es que no hay una sola forma de ser mujer. La Mujer no existe, dice Lacan, y se refiere a que la mujer es una por una, lejos de otros intentos de clasificar la feminidad.
La segunda idea que podemos intentar esclarecer es la que explica Freud al interrogarse por la angustia en la mujer, en lo que concluye que se trata de la angustia ante la pérdida del objeto. Marcelo Barros lo expresa así: “A la feminidad en su tipo más puro y auténtico, no le interesa tanto amar como ser amada. Ella amará al hombre que cumpla con la condición de amarla. Para existir la disposición amorosa en ella es indispensable el amor del otro.” De forma más coloquial lo podemos expresar como que las mujeres estructuran su subjetividad en torno de los vínculos.
Llevo un tiempo estudiando sobre la feminidad, e interesada en trabajar desde la parte no tan visible del sufrimiento. Sabemos que las personas decimos que queremos una cosa, mientras que ponemos todo nuestro empeño en hacer otra, es decir, en seguir los dictados de nuestra “agenda oculta”, en palabras de Mariela Michelena. Estoy convencida de que para dejar de llorar es importante comprender por qué estamos llorando, y eso no está tan claro como parece a simple vista. Es necesario ir más allá de las palabras para entender algo de esa agenda donde el orden del día se escribe a nuestras espaldas, desde la historia infantil de cada uno, desde las relaciones y experiencias más tempranas.
He escogido una forma poco ortodoxa para poder acercar esta mirada sobre la constitución de la psique femenina, y es compartir con el público la lectura y discusión del cuento de Vasalisa, tomado del libro de Clarissa Pinkola “Mujeres que corren con los lobos” (que sé que es un conector con la obra que nos presenta Chevy, al ser uno de los libros de cabecera que inspiró la concepción de Juana). El cuento gira en torno al tema de la facultad femenina de la intuición, transmitida de madre a hija de una generación a la siguiente. Clarissa explica que, para despertar esta intuición, la mujer debe llevar a cabo nueve tareas, que la llevarán a conectar con La que sabe y con su propio poder. Tendremos la ocasión de conocer cuáles son esas tareas.
El arte en general y la obra en particular que nos presenta Muraday, comparten con el psicoanálisis el hecho de ser dos lenguajes, el movimiento y la expresión corporal por un lado y la palabra por otro, en un intento de comprensión del misterio femenino.