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Los modelos del amor y su influencia en nuestra elección de pareja

Ciclo “HABLEMOS DE AMOR”.

Metáfora de las estrellas y planetas , eclipses y otros fenómenos

En el universo está el vacío y el lleno, lo cierto es que parece vacío, aunque solo sea de aire irrespirable, quizás sea un espacio inimaginable. Desde nuestro planeta podemos observar, con un telescopio, a veces yéndonos al campo para ver el firmamento con claridad, algunos fenómenos y millones de formaciones de nuestra vía láctea latiendo y emitiendo una luz que, posiblemente sea de una estrella que ya no exista debido a la distancia tan enorme desde que emitió su luz.

En este entramado cósmico existen de vez en cuando uniones, separaciones y los movimientos de coincidencia. Es el eclipse el más curioso de observar desde La Tierra. Cuando la luna se interpone entre el Sol y La Tierra se produce el eclipse lunar, aunque solo sea durante un instante, la luna se observa perdida en el Sol u oscureciéndolo. Así también son las relaciones de pareja, a veces están en pleno eclipse donde la luna y el sol no se distinguen, ni se diferencian, fundidas, fusionadas. Cuando el eclipse pasa llega la separación en la que parece que los distintos cuerpos celestes consiguen su propia identidad. Sin embargo, ¿qué ocurre cuándo el eclipse es parcial?, todos podemos acercarnos y admirar el acercamiento u alejamiento y sentir algo especial e importante, emocionante al notar esa conexión entre dos astros tan especiales.

¿Quizás tengamos nuestra forma favorita de observar las luces, sombras y penumbras entrecruzándose? Puede que sea una forma conocida, ¿nos suena?

Nuestros modelos del amor son dinámicos como el universo, se mueven continuamente, para nosotros solo existe uno y es el que aprendimos con nuestros padres o referentes. El modelo de familia, de pareja, de existencia y de relación hombre-mujer, mujer-mujer, hombre-hombre. Ese modelo o el contrario, según fue entendido o transformado.

Tendemos a reproducir de manera inconsciente lo que vivimos y dónde nos criamos. Sin pensar, nos quedamos con una forma de interrelación y consideramos que para todos es igual. Esas son las diferencias entre cada miembro de un par. Resumiendo, los encuentros y desencuentros amorosos nos influyen pues nos recuerdan cuánto de bueno fue para nosotros ese hogar que imaginábamos seguro, que es posible que lo fuera y que, quizás, para una minoría lo haya sido.

Qué son los modelos del amor.

El modelado que recibimos de nuestra familia de origen nos marca profundamente, tanto es así que aunque reneguemos por algo destructivo que haya sucedido, hacemos lo posible, sin darnos cuenta, por reproducir esos vínculos amorosos y así poder seguir buscando experimentar PERTENENCIA.

Pertenecer es básico para nuestra especie pues somos seres sociales, gregarios, necesitamos de los otros, miembros de nuestra especie, para sobrevivir. El vínculo afectivo favorece la unión, aunque también la necesidad de explorar la separación. Marcela Lagarde es una gran luchadora e ideóloga de la evolución femenina. Analiza en su trabajo “Para mis socias de la Vida”, las distintas formas amorosas a lo largo de la historia. Me llama la atención su profundización en los lazos amorosos destructivos provocados por el miedo a perder al otro, a quererlo controlar, a existir solo. Lo que Fina Sanz define como inclusión.

TIPOS DE MODELOS AMOROSOS

Fina Sanz en su libro “Los Vínculos Amorosos”, no describe tres modelos:

FUSIÓN

En la metáfora de inicio es el eclipse total. Dos personas que necesitan existir juntas, realizando su vida a la vez, yendo uno siempre al lado del otro real y físicamente. No hay actividades separadas. Hay una sola mente en vez de dos. Es, según, la autora la idea femenina de pareja, la fantasía de los cuentos de Hadas plasmados por Disney. La mujer, dice Sanz, tiende a la fusión.

En mi experiencia como psicoterapeuta, he observado este modelo tanto en hombres como en mujeres y vuelvo a destacar que tiene que ver con lo que han visto en sus padres o en lo contrario, pues podría haber una huída hacia el opuesto de algo que es doloroso y ha hecho sufrir.

SEPARACION

Es igual a planetas que se mueven en direcciones distintas en cuánto se encuentran, existe una tendencia a separarse a hacer la vida con apenas alguna coincidencia. Sanz nos dice que se trata de una tendencia masculina, que dificulta el vínculo amoroso. Es una reproducción del periodo exploratorio descrito en psicología evolutiva del niño de 18 meses, cuando en su periodo intermedio de infante, busca salir al mundo desde el amor seguro y presente de su madre, para volver a ella cuando quiera. He ahí que se exprese el deseo de libertad en la pareja con frecuencia.

En psicoterapia he visto este modelo bastante en hombres con tendencia a temer a la fusión femenina y, de manera reactiva, a alejarse de tal control. Y en mujeres, observo frecuentemente el mismo impulso por heridas afectivas con actuaciones reactivas a algún desengaño, en búsqueda de venganza.

INCLUSIÓN

Una persona engulle a la otra, la fagocita, Es tal la dependencia que le requiere dominar y mandar, anula al otro, lo desvaloriza, lo debilita para luego devorarlo sin piedad.

Es el modelo del maltrato, la desigualdad, la aplicación de un poder rígido y autoritario sobre el otro con el objeto inconsciente de nunca sufrir abandono.

Más que un vínculo es una cárcel, una vez que alguien ha desaparecido en el otro, ya no tiene necesidad propia, solo existe en esa persona. Uno es grande y la pareja se queda disminuida, pequeña, insignificante, no tiene voz ni voto.

Aquí se pierde la estima, la dignidad y, con demasiada frecuencia, la vida.

El poder que despliega el depredador hace que su víctima cada vez lo sea más. Un riesgo muy grande es que en ocasiones la víctima aprenda a funcionar desde el maltrato y luego en otras relaciones afectivas actúe también como maltratador/a.

Mi experiencia profesional me ha mostrado que aunque la mujer sufra con más frecuencia este tipo vincular, también lo sufren muchos hombres que en su familia de origen han padecido este vínculo.

CÓMO ESTOS MODELOS NOS INFLUYEN EN NUESTRAS RELACIONES Y EN EL DESARROLLO DE EXPECTATIVAS DE LA RELACIÓN DE PAREJA.

En la charla anterior de este ciclo versada sobre “Las claves para encontrar el amor”, señalé la tendencia a la construcción mental de ideales de pareja que luego son imposibles e irreales, pero que todo el tiempo están afectando a la buena convivencia afectiva. Pues bien, los modelos amorosos que hemos dejado en nuestros esquemas básicos también nos empujan a soñar con alcanzar relaciones similares a nuestros padres. Es una tendencia repetitiva y encubierta, que no sigue el modelo estricto de nuestros padres, a veces se sigue a uno u a la otra.

El modelo amoroso impregna la emoción y determina la elección de una pareja que sea como el padre o como la madre. Es tan profundamente inconsciente que favorece la tendencia a seguir patrones de sufrimiento como apego excesivo, celos, violencia, etc.

Cuanto más esquemas de cómo tiene que ser alguien que se acerque para emparejarse, más expectativas puede incumplir la pareja.

Descubrirnos como sujetos amorosos, nuestro modelo vincular, nuestra dificultad para dejar de esperar y para querer intervenir en el otro, nos abrirá a crear verdaderos afectos sin tanta carga del modelo inicial. También nos favorecerá nuestro crecimiento al entender mejor qué ha causado determinada elección de pareja o la más frecuente.

LA CONSTRUCIÓN DE UN NUEVO MODELO DE IGUALDAD, LA INTERSECCIÓN VITAL

Volviendo a la metáfora, los planetas, las estrellas, los satélites y otros cuerpos celestes, se están moviendo siempre, unos con respecto a otros. La pareja también lo hace, y puede encontrar una manera de relacionarse que trascienda a sus tendencias vinculares de origen. La persona que decide entregarse a una interacción con el otro, necesita también de su propio espacio personal, transpersonal y contextual y en este modelo se avanza para que la relación de pareja sea una relación para crecer.

Siguiendo la teoría de conjuntos, una zona de intersección más o menos común hace que el vínculo amoroso se mantenga y se enriquezca de los espacios individuales. La conjunción de dos vidas es la que favorece el equilibrio en cualquiera de sus estadios.

Ganar consciencia de nuestras carencias, necesidades y de la gestión propia de cada uno, nos hace más libres y menos dependientes, por tanto nos incrementa la confianza interna y hacia afuera reflejada en la pareja elegida. De este modo, el movimiento básico de fusión o separación, pueda equilibrarse en algún punto de la intersección favorecida por el amor.

El vínculo de inclusión requiere de mucho más para lograr esta igualdad, puesto que un miembro de la pareja requiere salirse de la barriga del grande y crecer lo suficiente para que el otro recupere su ser, en vez de estar hinchado de poder. Para mí este vínculo es el más patológico por la tendencia a actuar desde de arriba y a través del sometimiento para alimentar a la tendencia víctima de uno/a y que luego a su vez éste/a se vuelva también verdugo.

En resumen, la intersección o modelo de interdependencia (Sanz), es la forma más saludable de interacción en pareja, debido al enriquecimiento de los integrantes, a su mayor percepción de libertad, a su implicación en el compartir y a alimentar continuamente su vínculo con cuidado y sensualidad. Es decir, teniendo en cuenta al otro siendo uno mismo.

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