LAS PALABRAS NO ALCANZAN
Elsa María Pérez Gutiérrez, para el Diario Montañés, como aperitivo para la presentación de la obra artística de Chevi Muraday en el Palacio de Festivales de Santander: JUANA
Las palabras no alcanzan para poder decir algo de la experiencia. Ya lo decían: “bailar no es lo mismo que te lo cuenten”. Hay algo más que no tiene palabras que den cuenta de lo que ha pasado, es otra cosa que no puede ser descrita a través de los dichos, y que probablemente, ese algo es enigmático hasta para la propia persona que lo siente, que lo vive dentro. Ahí es donde el psicoanálisis ha investigado. Me viene a la cabeza el cuento de que, probablemente, el psicoanálisis fue inventado por una paciente de Freud que le dijo durante su sesión: “Calle un poco, escuche lo que me hace sufrir y no puedo decir en otra parte”. Ahí es también donde el arte puede ayudarnos, con esa otra manera de expresar la experiencia, de darle voz al sujeto que siente, sufre, ama, vive. En esto, los artistas nos llevan la delantera.
La vida cotidiana está llena de compromisos, trabajos, tareas, tiempos, exigencias, técnicas, pero también hay otra parte de nosotros que no está todo allí, que fantasea, que sueña, que desea. Necesitamos recurrir a algo que nos despierte, que nos impacte, que nos emocione, que nos conecte con este otro lugar, que nos recuerde que la vida no sólo es exigencias. El exceso de técnica borra el sujeto.
Como psicoterapeuta, me he encontrado en este camino de aprender a escuchar lo que el sujeto dice y lo que no dice, buscando lo propio de cada persona, lo que no se repite, lo que es singular en cada una. El arte por otro camino, no sistematizado, no teorizado, no estructurado, y de una forma muy intuitiva ha encontrado ese lenguaje que permite expresar lo que hay más allá de las palabras. Al arte le tenemos que agradecer que nos eleve, que nos saque de vez en cuando de la realidad, que nos inspire. Nietzsche, que probablemente tenía más palabras que yo, lo expresó: “Tenemos el arte para no morir de la verdad”.